Al final del siglo XIX Francia pasaba por un momento de transformación tecnológica y cultural, en ese contexto surgió la idea de crear una hazaña arquitectónica nunca antes vista, la torre más alta del mundo para ese momento: La torre Eiffel.
El arte siempre ha sido un elemento relevante de la historia y Napoleón lo sabía, tal fue el caso que utilizó sus retratos como una herramienta más para expandir su influencia y poder.